CUÁNDO VENGAS A MADRID...
En la Puerta del Sol como el año que fue...
La estrella de los tejados,
lo más rock&roll de por aquí
los gatos andábamos colgados,Lady Madrid...
los gatos andábamos colgados,Lady Madrid...
Noches de Siroco, terracita Antón Martín,
y ese bar de Tirso que te gusta tanto a ti,
por la espina dorsal de la gran vía
derrapa una sirena de la policía
y ese bar de Tirso que te gusta tanto a ti,
por la espina dorsal de la gran vía
derrapa una sirena de la policía
Vuelvo a la vida cuando me tocas,
nace una estrella nueva en Atocha.
Estoy loco por ti, eres mi ricón favorito de Madrid
nace una estrella nueva en Atocha.
Estoy loco por ti, eres mi ricón favorito de Madrid
Calles de Madrid,
noche del sábado
noche del sábado
Desde Las Ventas,
hasta Chamberí fumando a medias
hasta Chamberí fumando a medias
En una terraza de la plaza de Chueca
Ay me voy otra vez
Ahí te dejo Madrid
Tus rutinas de piel
Y tus ganas de huir
Tus rutinas de piel
Y tus ganas de huir
Cuando llegues a Madrid, chulona mía
voy a hacerte emperatriz de Lavapies;
y alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez.
En Chicote, un agasajo postinero
con la crema de la intelectualidad
y la gracia de un piropo retrechero
más castizo que la calle de Alcalá.
Madrid, Madrid, Madrid,
pedazo de la España en que nací
por algo te hizo Dios
la cuna del requiebro y del chotis.
Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid
Como aves precursoras de primavera
En Madrid aparecen la violeteras Que pregonando parecen golondrinas
Que van piando, que van piando
En Madrid aparecen la violeteras Que pregonando parecen golondrinas
Que van piando, que van piando
Por la calle de Alcalá con la falda almidoná
y los nardos apoyaos en la cadera
Busco una puerta,
una salida donde convivan pasado y presente.
De pronto me paro,
alguien me observa,
levanto la vista y me encuentro con ella.
¡Y ahí está! ¡Ahí está!
Ahí está, ahí está
viendo pasar el tiempo.
La puerta de Alcalá
Compró suerte en Doña Manolita
y al pasar por la Cibeles
quiso sacarla a bailar
un vals
como dos enamorados
y dormirse acurrucados
a la sombra de un león.
Tal vez
disfrazado de enfermero
se escapó de Ciempozuelos
con su capirote de papel.
A su estatua preferida
un anillo de pedida
le robó en El Corte Inglés.
Quedó
un taxista que pasaba
mudo al ver como empezaba
la Cibeles a llorar
y chocó contra el Banco Central.
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